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"Haced lo que Él os diga." Testamento espiritual de María Santísima

En este artículo vamos a meditar sobre el versículo bíblico que algunos teólogos consideran el testamento de la Madre del Señor "Haced lo que Él os diga" (Jn 2, 5). Comencemos por preguntarnos ¿qué es lo que Cristo dice? En ese mismo Evangelio, Cristo dice “Llenad las tinajas de agua” (Jn 2, 8), “Sacadlo ahora y llevadlo al maestresala” (Jn 2, 9)



1. Llenar las tinajas de agua. Desde una perspectiva interpretativa, este pedido viene a representar lo vacía que estaba la religión practicada por el pueblo judío, su pueblo, que Él venía a llevar a su plenitud. No obstante, el agua, un don considerado, cuando yo estudiaba primaria -hace años ha de ello-, un recurso natural “renovable”, sencillamente porque era un bien que, por lo menos en la época de Jesús, podía conseguirse sin mayor esfuerzo. Hecha esta digresión, me atrevo a decir que Jesús pide muy poco, Él es Dios y, como tal, puede sacar el vino de la nada; sin embargo, nos dice que llenemos las vasijas con agua, es decir, que demos un pequeño aporte, que hagamos un mínimo esfuerzo, que aportemos algo.





De igual forma lo hizo en ocasión de la primera multiplicación de los panes (Mt, 14 13 - 21), cuando, al final de la tarde, los apóstoles le piden que despida a la gente para que vaya a comprar comida y Él, les dice que le den de comer ellos y los apóstoles le llevaron lo que tenían, apenas cinco panes y dos peces (Mt 14, 17); una vez más, solo pidió que dieran una pequeña contribución; dicho en el argot de Compass Ministerio Financiero Católico, que aportaran “su casi nada” y para Él dar “su casi todo.” Lo importante aquí es que Cristo siempre nos pide dar algo o, mejor aún, darnos y darnos implica servir y cuál mejor ejemplo de servicio que el de la virgen María que, acabando de aceptar ser la madre de Dios, emprendió un riesgoso viaje para visitar y ayudar a su prima santa Isabel, en su embarazo (Lc 1, 39).


Debemos tener siempre presente que, aunque el Señor es completamente autosuficiente, generalmente quiere involucrarnos para llevar a cabo sus propósitos, especialmente el de ayudarnos a santificarnos. Y, cuando respondemos a sus demandas, aunque a veces puedan parecernos incomprensibles o imposibles de realizar, podemos estar seguros que Él siempre cumplirá su propósito. Como resultado de nuestra obediencia, así como los apóstoles fueron testigos privilegiados de la maravillosa transformación del agua convertida en vino, nosotros podremos ser testigos de las maravillas de su acción en nuestras vidas y alrededor nuestro.


2. Sacarlo y llevarlo al maestresala. Después de convertida el agua en vino, Jesús pide que lo lleven al maestresala (Jn 2, 9), Cabe acotar que, en el Antiguo Testamento, el vino se utiliza para aludir a la alegría, la felicidad, a la fiesta, desde la prosperidad, del bien; por ende, al convertir el agua en vino Jesús pide que se la llevan al copamaestre -o lo que hoy en día llamaríamos el maitre- que representa a los profetas, para que gestione el anuncio de la buena nueva y, con ella el retorno de la alegría a la fiesta. Porque Dios nos creó para ser felices y envió a su Hijo para que recuperáramos la amistad con Él, esto es, la felicidad perdida.


Recordemos que el Señor no vino a arrebatarnos la felicidad, nada más lejos de la verdad. Es el diablo quien da lo mejor al principio y, saciada la apetencia, pone lo peor. Un buen ejemplo de ello es la parábola del hijo pródigo, quien después de un breve tiempo disfrutando de placeres mundanos, se encontró comiendo algarrobas con los cerdos (Lc 15:11-16). Por el contrario, como dice la oración del papa Francisco para consagrar a Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María, “Cuando la fiesta se había convertido en tristeza le dijiste: “No tienen vino” (Jn 2,3). Repíteselo otra vez a Dios, oh Madre, porque hoy hemos terminado el vino de la esperanza, se ha desvanecido la alegría, se ha aguado la fraternidad […] necesitamos urgentemente tu ayuda materna. Acoge, oh Madre, nuestra súplica.


3. Cristo, nos pide amar. Sin duda alguna, necesitamos la ayuda de nuestra Madre celestial porque, Cristo también nos dice “Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 15, 12). Mandato que implica caridad, solidaridad, generosidad, fraternidad y algo clave, amar como Él nos ama, es imitar la locura de amor de la segunda persona de la Santísima Trinidad, lo cual es una meta inalcanzable si pretendemos lograrla a solas. Por otra parte, San Agustín decía “Ama y haz lo que quieras”, pero no en el sentido de amor que usamos hoy sinónimo de libertinaje sino en el sentido de amor a imitación de Cristo; sin embargo, este es un tema muy importante y hermoso para agotarlo en estas cortas líneas, por lo que me comprometo a desarrollarlo en otra entrega. Por ahora, solo me pregunto ¿cómo amar si estamos llenos de insatisfacción por querer siempre más de lo que ofrece el mundo y menos de lo que nos pide Dios? ¿a dónde se fue la fraternidad?


Llegado este momento, es oportuno retomar un detalle de las Bodas de Caná, cuando Jesús dijo “Llenad las tinajas de agua” (Jn 2, 8), esto implica que estaban vacías. Adicionalmente, el texto bíblico refiere que “Había allí seis tinajas de piedra…” (Jn 2,6); bíblicamente, seis es un número incompleto, le falta algo, además eran de piedra, esto es, duras, insensibles. Aun cuando, simbólicamente el evangelista hacía alusión a la religión judía, en especial al rito de las purificaciones, la idea de faltarle algo y ser duro, podría perfectamente ser aplicable a cada uno de nosotros, ¿acaso en algún momento de nuestra vida no estuvimos en una continua lucha por querer tener más y eso endureció nuestro corazón y nos llenó de insatisfacción?


Para nadie es un secreto que, en algunas ocasiones, nos pueden faltar muchas cosas y podemos considerarnos carentes de algo, pues generalmente, el ser humano, especialmente quien no tiene a Dios en su vida, se siente carente de algo, nos falta dinero, nos falta una casa, nos falta algo material, algo espiritual y no nos damos cuenta que nos hace falta crecer en calidad de seres humanos, nos hace falta crecer en virtudes teologales y humanas, crecer en la fraternidad, como también, en la lucha por la paz y el derecho natural. Por ello, la invitación es a que recurramos a la Virgen María que ella siempre va a estar pendiente de nosotros para darnos aquello que necesitamos; para decirle a su Hijo, fíjate en esta gente que necesita de ti y les aseguro que, si nosotros lo pedimos, Jesucristo va a venir y transformar nuestro vacío en una fiesta llena de la alegría del vino, pues María intercede y Jesús viene a llenarnos de plenitud y a transformar nuestra vida para que creamos más, para aumentar nuestra fe.


4. Cristo nos deja a su madre como nuestra madre. Cuando María, al pie de la cruz, acompañada por san Juan, el apóstol joven, el de la invencible fidelidad, escuchamos a Jesús decir otras palabras que resuenan hoy en nuestros oídos “Mujer, ahí tienes a tu hijo.” Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre” (Jn 19, 26-27). Palabras que llenan de consuelo, ya que, en medio de nuestros vacíos, de nuestras carencias, en medio de lo que falta en mi vida, como faltó el vino, como faltaba el agua, pues las vasijas estaban vacías, podemos decir a María Santísima ¡Ayúdame, quiero ser un administrador fiel! y ella, en la advocación de Nuestra señora de Guadalupe, nos dirá “Hijo, ¿…no yo estoy aquí que soy tu madre…?”


En síntesis, las palabras de María nos invitan a seguir a Jesús, a hacer su voluntad. Ella nos llama a hacer la voluntad del Hijo y qué mejor manera de hacerlo que tomados de la mano de nuestra madre del cielo que, ante la respuesta de Jesús que le dice “Todavía no ha llegado mi hora” (Jn 2, 4b), no discute, se limita a pedir a los sirvientes lo que en esencia ha sido su vida desde que aceptó que se cumpliera en ella la voluntad de Dios: "hágase en mí según tu palabra" (Lc 1, 38). Por lo tanto, deberíamos tener siempre en consideración las palabras con las que manifestó esta actitud: "Haced todo lo que os diga." (Jn 2, 5).


Lupita Aguilar - La voz de María


Frases de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego: estas fueron sus palabras el 12 de diciembre. https://www.terra.com.mx/estilo-de-vida/2020/12/8/frases-de-la-virgen-de-guadalupe-juan-diego-estas-fueron-sus-palabras-el-12-de-diciembre-9735.html




Escrito por Ermelinda Mendoza de Ferrer, Directora de Compass Venezuela y parte del Movimiento de Cursillos de Cristiandad del mismo país.


Si quiere tomar el curso en Venezuela, puede escribir a venezuela@compasscatolico.org.











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