Santo Dinero: Convirtiendo centavos en santos
¡Hola, mis queridos católicos y aspirantes a Holy Rollers! ¿Recuerdan el viejo dicho "muéstrame el dinero"? Bueno, hoy estoy aquí para decirles: "¡muéstrame tu fe!” Antes de que rompan tus alcancías y comiences a recolectar tus centavos (lo cual, admitámoslo, podría ser un verdadero milagro divino, ya que son difíciles de recoger), permíteme decirte que esto no es una charla típica sobre dinero, una lección monetaria o una homilía sobre el dinero. Se trata de cómo nosotros, los católicos, como parte de los fieles, podemos administrar nuestro dinero de una manera tan reconfortante como un plato caliente de espaguetis celestiales en un día frío y lleno de pecado.
El Fondo de Confianza "En Dios Confiamos"
Probablemente todos hayamos oído hablar de un fondo fiduciario, pero ¿qué tal el fondo de confianza "En Dios Confiamos"? En este fondo no se trata de acumular tus monedas de oro como un tacaño santificado. En cambio, se trata de confiar en que Dios proveerá nuestras necesidades, mientras usamos nuestra riqueza de una manera que haría que la Madre Teresa haga un alegre zapateo. Después de todo, ¿no dijo Jesús: "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, ¿que el que tiene mucho entre en el reino de Dios"? (Mateo 19:24) Por supuesto, eso no significa que debas empezar a comprar camellos o invertir en fábricas de agujas pequeñas. El punto es que debemos sostener nuestra riqueza con las manos abiertas, listos para compartir, no con los puños.

Orando con tu cartera
Siendo católicos, conocemos el increíble poder de la oración. Pero ¿alguna vez has pensado en orar con tu cartera? No estoy sugiriendo que te arrodilles con tu billetera (aunque eso podría ser divertido para publicarlo en Instagram). En cambio, oremos sobre cómo podemos usar nuestro dinero para difundir el amor de Cristo y hacer de este mundo un lugar un poco menos caótico.
La próxima vez que mires tu presupuesto (algo que puede ser un desafío para muchos de nosotros o que nos genera la misma sensación que hacer una dieta financiera), ¿por qué no hacer una oración pidiendo sabiduría? Como católicos, no solo estamos llamados a ser fieles en la iglesia. Estamos llamados a ser fieles con todo lo que Dios nos ha dado, y eso incluye nuestras finanzas.
El Mercado Espiritual de Valores
Este no es un lugar donde puedes intercambiar malos hábitos por virtudes. ¡Ojalá fuera tan simple! Pero al igual que el mercado de valores, nuestra vida espiritual implica inversión. Invertimos nuestro tiempo, nuestro amor, nuestra energía y nuestro dinero. Y a diferencia del mercado de valores, ¡el mercado espiritual nunca se derrumba! Como aprenderás con Compass Catholic cuando ponemos nuestras finanzas a trabajar para el reino de Dios, no solo estamos invirtiendo para el futuro terrenal. Estamos invirtiendo para la eternidad. Y créanme, los rendimientos de estas inversiones están fuera de este mundo. Como dijo Jesús: "Acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido destruyen, y donde los ladrones no se meten a robar" (Mateo 6:20).
Navegando con Compass Catholic
Entonces, ¿cómo navegamos por este mar de fidelidad financiera? Ahí es donde entra en juego el equipo, los voluntarios y los increíbles recursos de Compass Catholic. Como un GPS espiritual que te guía a través de las confusas autopistas de los fondos de cobertura y las obligaciones sagradas, Compass Catholic está aquí para señalarte hacia la libertad financiera, pero no cualquier libertad financiera. Estamos hablando de una libertad que no se mide por el tamaño de tu cuenta bancaria, sino por el tamaño de tu corazón. Una libertad que te permite decir "sí" al llamado de Dios sin preocuparte por cuántos ceros hay en tu cheque de pago.

La última reflexión:
Recuerden mis nuevos amigos, el dinero puede hacer girar al mundo, pero es la fe la que nos guía a nuestro hogar. Así que salgamos y pongamos nuestra fe en acción, utilizando nuestras finanzas como combustible para continuar la obra de Jesucristo en la Tierra. Porque cuando administramos nuestro dinero de una manera que refleja nuestra fe católica, no solo estamos convirtiendo centavos en dólares, estamos convirtiendo centavos en santos.
Así que brindemos por ser ricos en fe, incluso cuando el saldo bancario diga lo contrario. Después de todo, cuando somos fieles con nuestras finanzas, estamos invirtiendo en la empresa más grande de todas: la vida eterna con Jesucristo. Y ese es un retorno de inversión que ningún banco terrenal puede superar.
¡Que Dios los acompañe y nos vemos en Compass Catholic!